Cuando una mujer acude a su revisión anual al ginecólogo este no solo examina sus órganos genitales, sino también sus pechos. Esto ayuda a prevenir cualquier enfermedad en estas zonas, como el cancer de mama infiltrante, uno de los más comunes de los cánceres de mama.
La revisión ginecológica suele constar de una parte visual, en la que el médico observa la zona externa de los órganos sexuales de la mujer y comprueba que su color y aspecto sean correctos y que no haya ningún tipo de problema visible, como verrugas que puedan indicar una infección por el virus del papiloma humano o bultos. A continuación, explora el interior de la vagina para ver que tampoco allí hay nada fuera de lo normal y extraer una muestra de tejido para realizar una citología.
Hecho esto, se procede a la exploración interna que se lleva a cabo con un aparato de ecografía. Hoy, las ecografías ginecológicas se llevan a cabo en gran parte vía vaginal, ofreciendo resultados mucho más exactos. Pero todavía en muchas consultas se hacen con aparatos convencionales. Tras comprobar que todo está bien el médico pasa a explorar las mamas. Primero, observa que todo esté aparentemente bien y que no hay muestras de problemas, como un pezón que se mete hacia adentro o alguna marca sospechosa.
El paso siguiente es la palpación para buscar cualquier tipo de bulto, asegurándose de que la paciente no sufre dolor en la palpación y que todo se siente correcto. En caso de que el ginecólogo tenga alguna sospecha al apalpar procederá a realizar alguna prueba que confirme o descarte la existencia de un problema.
En estas pruebas es posible detectar cánceres como el de útero, muy frecuente, tumores en los ovarios o bultos en el pecho por poner solo algunos ejemplos. Pero como las exploraciones se llevan a cabo una vez al año como mínimo, normalmente si se detecta algo va a ser en su fase inicial. Esto permite poder tratar el cáncer con mucho menos riesgo de que se haya extendido a otros órganos o que haya afectado al sistema linfático.
Cuanto antes se detecte un cáncer más fácil será tratarlo con éxito, lo que puede suponer vencerlo totalmente y lograr que desaparezca del todo, algo que ya se consigue en un gran número de cánceres de pecho, algo que hasta hace pocos años era totalmente impensable.