Cómo eliminar el estrés y la ansiedad al aparcar

Que la búsqueda de aparcamiento es uno de los momentos más estresantes en la rutina de cualquier conductor, es un hecho incuestionable. Sin embargo, pocos imaginan que el 52% de los usuarios españoles experimentan estrés y ansiedad en el momento de aparcar, según un estudio de Bosch. Más que la falta de pericia al volante, el origen de este problema emocional son las prisas irracionales y el miedo injustificado a sufrir un accidente, que muchos manifiestan en el parking low cost cerca estacion ave atocha y en otros de similar afluencia de tráfico rodado.

 

La RAE define el estrés como una «tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves». Decididamente, los conductores están sometidos a incontables situaciones de agobio, incluyendo la búsqueda y maniobra de estacionamiento.

 

Para evitar que el estrés comprometa las habilidades del conductor y por tanto su seguridad en carretera, se recomienda adoptar una actitud y mentalidad positivas, alejando en la medida de lo posible cualquier pensamiento contraproducente. Con frecuencia, la negatividad previa al momento de aparcar agrega una dificultad extra, pues el conductor está condicionado por la ‘certeza’ de que colisionará o comprometerá su seguridad o la del resto de usuarios.

 

La obligación de atenerse a unos horarios de llegada y de salida puede contribuir a la aparición de estrés. Para remediarlo, es aconsejable salir de casa con suficiente antelación, de manera que los eventos imprevistos (embotellamientos, controles de tráfico, etcétera) no obliguen al conductor a apresurarse y cometer errores.

 

Estrechamente relacionada con el punto anterior, la velocidad excesiva puede actuar como detonante del estrés. Se desaconseja en este punto, no sobrepasar el límite de velocidad permitido (lógicamente, no debe hacerse), sino sobreconducir, es decir, circular con mayor rapidez de la acostumbrada, de forma que el conductor se mantiene en un estado de tensión permanente que le impide relajarse al volante.

 

Por último, los problemas de índole personal deben quedarse en casa u olvidarse durante el desplazamiento en carretera. Las discusiones y las preocupaciones familiares o laborales son pésimos compañeros de viaje.