Uno de mis grandes sueños siempre ha sido vivir en Nueva York. Creo que fue mi afición por el cine la responsable de mi pasión por esta ciudad. Los americanos ha usado (y usan) su industria cinematográfica para exportar un modo de vida: sin el cine y el resto de cultura popular, Estados Unidos no sería la referencia cultural en el mundo occidental… y parte del oriental.
Por varios motivos, casi siempre de ocio, he visitado unas cuántas veces Estados Unidos y siempre que he podido, claro está, me he acercado a Nueva York. Tuve la suerte, además, de que un amigo se fue a vivir a Brooklyn, zona cada vez más de moda, debido a los exorbitantes precios de Manhattan. Y pronto Brooklyn también será prohibitivo.
Mi amigo terminó por comprar un pequeño loft en este distrito, ya que le iba bastante bien en el trabajo. Se dio la circunstancia de que cuando fui a visitarle apenas tenía nada en el piso: una cama, un par de sillas y unos estores plegables en unos ventanales. Aquello parecía realmente una película: el clásico loft de un artista bohemio. Pero el caso es que mi amigo trabaja en el sector de la banca y de artista tiene más bien poco…
Así que cuando llegué a Nueva York me tocó ayudarlo a decorar un poco aquel precioso loft vacío. Se había gastado bastante dinero así que no quería invertir demasiado en decoración… Pero cuando empezamos a recorrer tiendas especializadas y les pusimos encima de la mesa las características del loft, mi amigo se dio cuenta de que le tocaba gastar.
Uno de los aspectos más importantes en un piso de estas características es saber separar los espacios de forma liviana. Aunque el loft no tiene paredes internas sí que debe ofrecer ambientes diferenciados. Se optó al final por cambiar los suelos, dejando dos colores diferentes, uno para la zona de dormitorio y otro el resto de la casa, además de colocar un par de biombos. Para los ventanales de la zona de la cocina se colocaron otros estores plegables, más baratos que otras opciones, pero imprescindibles para protegerse del sol.
Cuando mi amigo me sugirió el gasto que había hecho en total finalizada la fase de decoración, se me quitaron las ganas de vivir en Nueva York. Mejor ir a visitarlo de vez en cuando…