Es un deporte de moda y no nos extraña nada: lo tiene todo para divertir a personas de todas las edades. El pádel se diferencia de otros deportes en diversos aspectos, pero uno de los más importantes es la condición física: no es de gran exigencia. Por eso vemos en la pista de pádel a personas mayores o con unos kilos de más; no pasa nada, se puede disfrutar de este deporte sin pasar 2 horas en el gimnasio todos los días.
¿Y qué se necesita para disfrutar del pádel? Tres amigos, una pista, unas pelotas y una pala. Nada complicado, ¿verdad? Además, actualmente cada vez hay más pistas, así que los aficionados no se encuentran con los problemas de hace unos cuantos años, cuando debías irte a un club porque apenas había instalaciones específicas.
¿Y la pala? Muchos dicen que son caras. Bueno, es cierto que una pala de pádel no es barata, sobre todo si queremos algo de calidad. Pero para conocer mejor el instrumento principal de este deporte, vamos a diferenciar sus partes. La parte inferior es la empuñadura o grip que consta del mango, la cinta que lo cubre y el cordón. Muchas palas tienen cordon trenzado pero atención porque es obligatorio, al menos en competición. El cordón es un elemento que nos sirve para sujetar la pala a la muñeca y evitar accidentes.
La zona superior es conocida como cuerpo y está formada por el puente, la superficie de contacto, la cabeza y el marco. El puente puede tener el corazón abierto (lo más habitual) o cerrado. La superficie de contacto tiene orificios de diferente tamaño y diseño según el tipo de marca y pala. La cabeza es la parte superior del cuerpo y el marco es la zona que recubre todo el cuerpo, generalmente con refuerzos para evitar roturas.
Marca, cabeza, cordon trenzado, puente… No parece demasiado complicado, ¿verdad? Entonces, ¿por qué las palas de pádel son tan caras? Se debe al uso de materiales de alta calidad como el carbono o el grafeno. Son fundamentales para asegurar la calidad y durabilidad de las palas. Así son las palas de este deporte tan fascinante.