La piedra artificial ha ganado enteros frente a los mármoles, areniscas, pizarras y otras rocas de origen natural. Su uso en revestimientos y muebles de interior está justificado por las cualidades de este material, no exento de ciertas desventajas.
Según los expertos en revestimientos de piedra artificial decorativa a medida, la personalización es una de las fortalezas de este producto. Y es que las rocas sintéticas pueden desarrollarse en el color y textura que desee el cliente, y tampoco las dimensiones son un problema, al obtenerse a partir de moldes a medida.
Fabricada con cementos y arcillas, la piedra artificial presenta una durabilidad aceptable, siendo capaz de soportar la corrosión de los ácidos y álcalis. Para aumentar su vida útil, pueden agregarse armazones de acero inoxidable a su diseño.
Con todo, su resistencia en exteriores no es comparable a la de la piedra natural. Son más vulnerables a la acción continuada del calor y del frío. De ahí la preferencia general de reservar las calizas, areniscas, etcétera, para entornos al aire libre.
Por contra, el mantenimiento de las piedras sintéticas acarrea menos complicaciones. Se utilizan para ello limpiadores y aceites con un pH neutro, pudiendo aplicarse agua a presión para eliminar cualquier residuo de la superficie. Un secado óptico evitará la acumulación de hongos, pero no hay riesgo de deterioro debido a la humedad, como sucede con las calizas, ligeramente solubles al contacto con el agua.
Atendiendo al precio, invertir en piedra artificial es más inteligente y provechoso que hacerlo en piedra natural. Este material sintético, así como sus procesos de instalación, tienen un coste más económico, significativamente.
Por su parte, las cualidades aislantes de la roca sintética también decantan la balanza en favor de este material, que contribuye a aislar la vivienda del frío o calor externos, así como de la contaminación acústica.