Cada vez más personas se aficionan al bricolaje. Es lógico, porque al precio que están las reformas en nuestro país el hacerlo uno mismo es cuanto menos tentador. Para poder llevar a cabo un buen proyecto de reformas uno mismo hay que seguir unos pasos fundamentales que se resumen en unas sencillas preguntas:
– ¿Eres consciente de tus propias limitaciones? Es que viendo vídeos de YouTube todo puede parecer muy fácil pero no es lo mismo colgar un cuadro o poner una estantería que tirar un tabique y unir dos habitaciones, por fácil que parezca tirar una pared. Si no tienes conocimientos podrías acabar derribando un muro de carga o causando daños a tus vecinos. Así que antes de comenzar un trabajo, pregúntate si de verdad sabes lo que estás haciendo.
– ¿Sabes dónde comprar con las tres B? Ya sabes, bueno, bonito y barato. Es importante comprar online clavijas baratas, por poner un ejemplo, pero si no son de calidad al final pueden salir muy caras. Comprueba que el material que compras es el adecuado para el trabajo que quieres hacer y si no sabes cuál es el mejor material consulta en el punto de venta para que te aconsejen. No te preocupes, no querrán venderte lo más caro, te darán lo adecuado porque lo que en el fondo les interesa es que quedes contento y vuelvas.
– ¿Cuentas con ayuda? Hay trabajos que se pueden afrontar en solitario y otros para los que es necesario contar con ayuda. Si sabes que vas a necesitar que alguien te eche una mano tenlo previsto antes de empezar o puedes verte con un proyecto a medias durante mucho tiempo a la espera de que alguien se digne en echarte una mano. No des por sentado nada y pregunta antes de comenzar.
-¿Sabes parar a tiempo? A veces comenzamos algo convencidos de que sabemos cómo hacerlo y cuando vamos por la mitad, incluso menos, nos damos cuenta de que nos está superando o de que no tenemos el tiempo necesario para dejarlo listo en un plazo razonable porque nos está suponiendo más trabajo del que creíamos. Si esto pasa hay que saber dejar el orgullo a un lado, agachar las orejas ante quienes te decían que llamaras a un profesional y hacerlo. Aceptar una derrota a tiempo puede ser una gran victoria y empecinarse en algo que no se es capaz de acabar un gran error.