En casa de uno de mis amigos nos va a tocar durante el otoño que viene ponernos a pintar, porque ya lleva un par de años nuestro amigo diciendo que vamos a pintar pero hasta que él se decida yo no tengo la intención de mover un solo músculo. Ya he hecho suficiente con limpiar la cocina de arriba a abajo que estaba hecha un asco porque este amigo mío parece que le tiene alergia a limpiar y prefiere vivir rodeado de suciedad que limpiar de vez en cuando. No hay que limpiar todo de una tacada, se puede hacer limpiando a los pocos que fue como lo fui haciendo yo. Primero empecé limpiando las paredes que estaban completamente llenas de grasa y me tuve que inventar un invento para poder llegar a los sitios más altos ya que no disponía de una escalera.
Con la mesa no había nada que hacer, ya que aunque intentases limpiarla no cambiaba de color ni de aspecto en ningún momento por lo que decidí regalar a mi amigo por su cumpleaños un mantel de hule con el que la cocina ha ganado un montón. No podéis imaginar la diferencia que marca el mantel en la decoración global de la cocina. Después tuve que limpiar el estor paqueto que tiene en la ventana, pero eso fue de lo más sencillo, ya que con un poco de quita grasas y un paño húmedo quedó como si fuese nuevo en un momento.
El momento más complicado fue limpiar la grasa que había detrás de la campana extractora, ya que esa grasa se había acumulado allí desde hacía más de treinta años y nadie se había atrevido hasta ahora limpiar esa zona, pero si digo la verdad esa grasa en la pared ya me llevaba molestando desde el día en que quitaron la campana extractora y eso ya había sido hace más de dos años.
Ya le he dicho a mi amigo que he limpiado la cocina porque es allí donde paso la mayor parte del tiempo en su casa y no me gusta estar rodeado de suciedad.