Tras muchos vaivenes, por fin, hemos conseguido poner unas cortinas en el dormitorio. Os lo explico. Cuando llegamos a la nueva casa, una de las zonas que más nos gustó fue el dormitorio. Se trata de un espacio con baño en suite que además cuenta con un gran ventanal. Al estar orientado al norte nunca da la luz directamente lo que implica que sea un lugar más frío, pero a cambio, en verano, es muy agradable.
Por otro lado, este dormitorio tiene en frente un edificio a una distancia considerable pero que, si no pones cortinas, obliga a bajar las persianas si uno quiere un poco de intimidad. Así que cuando llegamos a esta casa nos vimos obligados a bajar las persianas. Como teníamos que amueblar casi toda la casa, fuimos aplazando lo de las cortinas durante demasiado tiempo.
Y por fin llegó el momento de ocuparnos de este tema, para lo que contamos con la ayuda de la madre de mi mujer. La verdad es que para otras cosas es un poco demasiado ‘intensa’ pero en este caso su ayuda nos vino muy bien. Nos recomendó que para esa estancia unas cortinas foscurit podían quedar muy bien combinadas con unas cortinas tipo visillo. De esta forma, ni siquiera sería necesario usar las persianas que, por cierto, no funcionan demasiado bien.
Las foscurit cumplirían la misión de evitar el paso de la luz, pero si necesitábamos luz solo tendríamos que correr esas cortinas y dejar las de tipo visillo que estarían detrás. Al principio nos pareció una solución bastante cara (por el hecho de tener que adquirir dos pares de cortinas), pero la suegra se ofreció a arreglarlas con lo que no sería necesario comprarlas a medidas que es, generalmente, lo que encarece el precio.
Así que miramos por internet y encontramos telas para cortinas foscurit a muy buen precio. En cuanto a los visillos, las compramos en una tienda de la zona también por un precio bastante ajustado. Medimos, nos metimos con los arreglos y las colgamos. Y han quedado fantásticas convirtiendo el dormitorio en un espacio perfecto.