Nos hemos puesto en marcha, hemos empezado a ver pisos de cara a cambiar este verano. Llevamos ya cuatro años en nuestro actual piso y estamos moderadamente contentos, pero consideramos que puede ser un buen momento para cambiar por razones obvias: la crisis económica derivada de la crisis sanitaria es un hecho al que hay que sumar otros factores, como la inestabilidad laboral, además del aumento del teletrabajo. Todas estas cuestiones están influyendo para que se haya producido un acusado descenso en el precio de los alquileres, el cual tenemos que aprovechar.
Así es que es hora de mirar pisos nuevos y ver cómo están las cosas después de cuatro años. El anterior cambio de casa fue mucho más radical, porque pasamos de un apartamento de un dormitorio con minúscula cocina abierta a un piso de tres habitaciones bastante amplio. De cara a ese cambio tuvimos que comprar mucho mobiliario del que carecíamos. Por ejemplo, tuvimos que adquirir muebles de comedor y un sofá para un salón grande. Lo mismo en las nuevas habitaciones donde tuvimos que comprar una cama extra. Hasta compramos cajoneras para los armarios empotrados porque el nuevo piso carecía de ellas.
Lo cierto es que tampoco nos importó mucho en aquel momento porque el piso nos gustaba bastante. Pero es verdad que ahora nos empezamos a dar cuenta de que tenemos un montón de muebles que no estamos seguros si vamos a poder aprovechar en la nueva casa. Por ejemplo: ¿y si ya tiene muebles de comedor? ¿Qué hacemos con los nuestros? ¿Los vendemos? ¿Alguien querrá comprarlos? Aunque el cambio va a ser menos drástico porque vamos a estar en una casa con las mismas habitaciones es cierto que tenemos el problema añadido de los muebles, en caso de ir a una casa que ya disponga de ellos.
El otro problema que nos vamos a encontrar es la mudanza en sí: tenemos más del doble de enseres que teníamos en la anterior mudanza, así que va a ser complicado. Pero tanto mi mujer como yo estamos de acuerdo en que es momento de cambiar. Y así lo haremos.