Cómo actuar cuando fallece alguien del trabajo

La muerte de un compañero de trabajo es un trago muy amargo. Lo habitual es que se trate de una persona joven, o al menos joven para fallecer ya que está en su vida laboral. Además, se trata de alguien con el que se tiene un roce diario, lo que hace que resulte más doloroso. Pero incluso en momentos así hay que saber cómo actuar para darle una despedida a la altura y honrar su memoria de la mejor forma posible.

Lo habitual en empresas grandes es que la organización de los actos se lleve a cabo por parte del departamento de recursos humanos o por parte de los encargados de la sección en la que la persona trabajaba. Pero en empresas pequeñas esta tarea puede recaer en aquellos trabajadores que tenían con el finado una relación más personal.

El primero paso es comunicar el fallecimiento al personal y hacerlo de una manera oficial. Para ello, lo habitual es que se escriba una nota por parte de una persona responsable informando de este hecho. La nota puede distribuirse a través del correo electrónico o en un tabón de anuncios, dependiendo del tipo de actividad de la empresa. 

En la nota se puede incluir información sobre el tanatorio en el que se realizará el velatorio o el lugar del entierro, pero es importante contar con la familia para esto. En el caso en el que se comunique por parte de esta que se desea que estos actos sean exclusivamente familiares, no se darán los datos y se expondrá este deseo.

Tras asegurarse de que se aceptan flores, los responsables de la nota pueden contactar con Especialistas en coronas para difuntos en Vigo para encargar una corona a nombre de los compañeros. Lo habitual es que sea abonada por la empresa, pero en caso de empresas muy pequeñas o por deseo de los compañeros, puede ser abonada por todos los compañeros. 

Para esto, se abrirá un plazo para anotarse y tras esto se dividirá la factura entre todos los que quieren participar. Esto debe de realizarse de manera discreta, sin listas públicas en las que todo el mundo pueda ver quién participa y quién no. Basta con señalar a una persona de contacto para que, quién lo desee, hable con ella.

Por último, si se realiza una visita al tanatorio lo habitual es que acudan unos pocos compañeros ya sea los más cercanos o una representación de la empresa, en nombre de todos. Se evita así saturar a la familia en momentos tan delicados.